Fuerza
Y de camino al Horizonte de Sucesos, el Caballo comenzó a notar como una Fuerza le arrastraba hacia él.
Poco a poco, sintió que dicha Fuerza le atraía cada vez más. Comenzó a ver todo a velocidades increíbles, a un modo que ni había visto, oído, olido, gustado, tocado hasta ahora...
Pero dicha velocidad tenía un precio excesivamente caro: a medida que ganaba velocidad a través del Horizonte, más y cada vez más dejaba de ver la Luz que antaño le iluminaba. Dejó de ver planetas, lunas, asteroides, cometas... En definitiva, dejó de vislumbrar el Universo del cual provenía.
Ya no hubo marcha atrás. El Horizonte le atrajo con la Fuerza que disponía y el Caballo aunque se resistía e intentaba volver al Universo, no podía. Cada vez que el Caballo hacía un nuevo esfuerzo por salir de ahí, el Horizonte de sucesos le arrastraba para dirijirse hacia él.
Cuando ya las fuerzas del Caballo se agotaron pero aún quedaba la fuerza de la Escucha, fué su compañero de viaje que le habló:
" Mi querido Caballo, tú elegiste este camino. Déjate llevar, acepta la situación. Tendremos que pasar por este momento de Oscuridad " - dijo de manera solemne el sabio Grillo.
En ese momento, el Caballo dejó de hacer fuerza para salir de ese camino. Aceptó el arrastre y la pérdida de señal con el Universo.
En esos precisos instantes, lo que menos podía esperar sucedió y sucedió ahí, en el Horizonte de sucesos. En el mismo centro de él, ya no actuaba ninguna fuerza sobre él. La fuerza había desaparecido.
" Ahora, relánzate y (re)escoge tu camino " dijo el Grillo, en tono animoso.
Fue entonces cuando el Caballo vió un camino de nuevo, un camino llamado Aceptación.
" Acepto ir por este camino " dijo el Caballo, serio.
" Hay veces que sólo hay este y ninguno más. Ve por él " afirmó el Grillo.
Y juntos volvieron a volar hacia el Universo.